jueves, 15 de abril de 2010

Las cooperativas destruyen menos empleo que la empresa tradicional

La intensa destrucción de empleo que sufrió España en 2009, a un ritmo que rozó el 6% de la afiliación, fue mejor capeada por las empresas de economía social. Las más representativas, las cooperativas, cuentan con una flexibilidad salarial que les ha permitido reducir la pérdida de ocupación al 4% (unas 27.000 personas).

Hemos aguantado mejor los efectos de la crisis porque tenemos una capacidad de adaptación que no tiene ningún otro modelo empresarial en España", afirma con rotundidad José Antonio Pedreño, presidente de la Confederación de Empresas de la Economía Social (Cepes). Ésta representa a un amplio conjunto de modelos de negocio, fundamentalmente cooperativas y sociedades laborales, pero también fundaciones, mutualidades y entidades de inserción social. Todas tienen, sin embargo, un nexo común, su compromiso con el empleo. Con todo ello, generan en torno al 6% del PIB y el 15% de la ocupación.

Un modelo que ha demostrado su eficacia ante el adverso 2009. Mientras el número de afiliados a la Seguridad Social se redujo a una media del 5,7% interanual durante el pasado año, las más representativas de las empresas de economía social, las cooperativas, limitaron la pérdida de ocupados al 4% (un saldo de unas 27.000 personas). Hubo, además, picos destacados como el del segundo trimestre de 2009, cuando la media de destrucción de empleo se situó en el 6,8%, y las cooperativas mantuvieron caídas del 4,2%, según los datos del Ministerio de Trabajo.

"Nuestra flexibilidad salarial y laboral no tiene parangón", asegura Pedreño. Sociedades laborales y cooperativas tienen la capacidad de reaccionar con una celeridad impensable para la empresa tradicional, ligada a férreos convenios colectivos anuales o plurianuales. "Si detectamos pérdidas, al día siguiente convocamos una asamblea en la que entre todos acordamos reducciones inmediatas de salario o eliminamos determinadas pagas extras", exponen desde el sector de las cooperativas. "Eso sí, para pedir esfuerzos a los trabajadores cuando vienen mal dadas, debes haberles dado un retorno cuando las cosas iban bien", matizan. Resulta clave que sobre el 80% de sus miembros sean socios, lo que aumenta su implicación y su negativa frontal a que el ajuste vaya por la vía del empleo.

Menos formados, pero indefinidos

El modelo que plantean las empresas de la economía social guarda sustanciales diferencias con la economía tradicional. En las cooperativas, por ejemplo, siendo el 80% de los trabajadores asociados, y sólo el resto asalariados, cuentan con tasas de temporalidad mucho más bajas que las empresas tradicionales. La purga que la crisis ha causado en los eventuales también se ha notado en ellas, pero antes de la recesión, en 2007, las cooperativas contaban con un 72% de plantilla fija, frente al 69% de la media nacional.

También salen ganando en conciliación de la vida laboral y personal. La tasa de empleo a tiempo parcial alcanza el 17,2% en el conjunto de las entidades de economía social, prácticamente en la media europea, frente al escaso 13% del conjunto de la economía española. Una de las diferencias más llamativas, no obstante, radica en el grado de formación de sus miembros. Aunque el 13% de trabajadores de la economía social lo conforman ingenieros y licenciados, el grupo más multitudinario, con diferencia, lo componen mayores de 18 años sin cualificación. Éstos suponen prácticamente uno de cada tres miembros del colectivo.




Mondragón, un ejemplo alternativo a la prestación por paro

El ámbito de la economía social cuenta con algunos ejemplos constructivos. "Aprendimos mucho de la crisis de 1993", comentan desde el grupo Mondragón, una de las mayores cooperativas del país. "Siendo autónomos no tenemos derecho a paro. Nosotros hemos creado un fondo de ayuda al empleo, que, además, suena mejor". Éste, cuentan, sirve para sustentar a los asociados que se quedan si trabajo o para cubrir la diferencia salarial de aquellos a los que recolocan en otro puesto de empleo de la cooperativa en el que cobran menos.

Dado su potencial, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha comprometido a fomentar estas entidades creando una nueva ley marco para ellas, que se aprobará en junio. Ésta busca aumentar la visibilidad del colectivo y concederle una voz propia.

En total, España cuenta con unas 47.000 empresas de economía social que emplean a más de dos millones de trabajadores. Y aunque ambas cifras se han visto afectadas por la crisis, las contrataciones y la creación de empresas no se han frenado.

"Muchos asalariados que van al paro, incapaces de encontrar otro puesto de trabajo, optan por el autoempleo o el asociacionismo", asegura el presidente de Cepes, Juan Antonio Pedreño. "Aunque a veces lo toman como una solución temporal, muchos terminan quedándose al conocer el modelo de la empresa".

Crecer en 2010.

La Confederación de Empresas de Economía Social, Cepes, asegura que viendo el comportamiento positivo de los primeros meses de 2010, prevé un aumento en el número de entidades y un crecimiento sostenido de trabajadores para finales de año.



Fuente: diario Cinco Días

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