lunes, 23 de junio de 2008

¿El egoísmo refuerza la cooperación?

Es rotunda la frase de Jose Mari Larrañaga en Forokoop: "La primera dificultad a la que se enfrenta el sentimiento de cooperación es precisamente a su contrario en el plano de los sentimientos: el egoísmo".

¿Es, pero, una dificultad insalvable? En mi opinión es tan fácil o tan difícil como establecer la estructura decisional adecuada.

La corriente filosófica que apoya el egoísmo es larga y prolija. Dos hitos, entre otros muchos: uno, la hipótesis que se explica en el libro "El gen egoísta" de RICHARD DAWKINS, (ver el enlace); y otro, el supuesto de egoísmo del capitalismo y en el que se basa su concepto de mercado (la búsqueda del beneficio privado se traducirá en progreso, bienestar individual y bien común para toda la sociedad. La suma de los egoísmos personales y corporativos se transforma en bienestar colectivo, con optimización de recursos, eficiencia y equilibrio).

Estas líneas de pensamiento han tenido una ventaja: su formulación matemática ha sido relativamente sencilla y los modelos matemáticos al uso se han extendido rápidamente, haciendo difícil su rechazo ante unos desarrollos tan "elegantes".

Pero la cooperación no es lo contrario del egoísmo. Lo contrario es el altruísmo. No voy a entrar con este último concepto, aunque no es extraño leer artículos que enfrentan al egoísmo con la cooperación como si fueran antónimos.

La cooperación puede convivir, y de hecho convive, con el egoísmo. Voy a exagerar un poco: el egoísmo puede incluso reforzar la cooperación. Sólo se necesitan dos condiciones.

1.- Demostrar que la acción colectiva en general o siendo más prácticos, una acción colectiva concreta (realizada en cooperación) es más productiva, o más eficiente, o acarrea mejor resultado para cada uno de los implicados, en media, que la acción desarrollada en subacciones individuales basadas en el egoísmo y los interesas individuales de cada uno de los implicados.

Esto implica, a veces, el desarrollo de modelos más complejos, prospectivas más refinadas, etc. pero no nos queda otro remedio que avanzar en instrumentos de ese tenor.

2.- Una estructura decisional democrática en la que cada implicado por la acción o su resultado tenga igualdad de voto que los demás.

Si la estructura decisional es vertical o se basa en derechos de propiedad, el bien común, cuando los implicados en la acción no son todos propietarios, deja de operar salvo supuesto de altruísmo por parte de los decisores. Y eso es mucho suponer en la práctica.

Aquí serán los decisores quienes en aras de su derecho decisional promuevan y ejecuten una acción que refuerce ese derecho, esa independencia. Unas veces será obteniendo más "propiedad" (capital...) y otras tomando decisiones que refuercen la organización que les permite ser los decisores. Es esa variable la que se convierte en objetivo final, no el "bien común" del colectivo.

En cambio, si la estructura decisional es democrática, y la acción no beneficia en media a la mayoría, no será tomada y si acordándonos del primer punto sabemos demostrar que una acción en cooperación es mejor que una individualista, será ésta la vía de trabajo que se decidirá normalmente. Paradójicamente, porque cada uno de nosotros tambien, además de altruístas, somos egoístas. (Obvio en el escrito los temas de cómo conseguir en la práctica decisiones de asamblea contrarias al bien común, etc. La dinámica interna de las decisiones tomadas democráticamente es otro tema).

1 comentario:

Ysba dijo...

Es interesante en este sentido la controversia Huxley Kropotkin sobre la ayuda mutua.
Normalmente hay una asociacion entre darwinismo social y las teorias del individualismo posesivo del Liberalismo tipo lOCKE,HOBBES.
Pero creo que conviene distinguir entre Liberalismo como Ideologia y el Capitalismo como la practica de la (Corporaciones(no es lo mismo).

Lo que conviene a todos(como dices)no imlica Cooperativismo, sino que puede convertirse en un Utilitarismo(Stuart Mill)y que no deja de ser un egoismo colectivo.

Saludos