miércoles, 28 de octubre de 2009

Bienvenido sea el debate sobre la retribución de las aportaciones de los socios cooperativistas

La noticia expuesta en el post anterior indica, en su parte positiva, el indudable control (con todas las matizaciones que se quieran, algunas de ellas compartidas por mí) por parte de los socios trabajadores de las variables clave que garantizan el futuro de sus empresas.

Independientemente de la posición de cada socio respecto a aceptar o no la limitación de la retribución de intereses en esta época de crisis -e incluso de su supresión- de su participación en el capital de la cooperativa, posición en la cual entrarán sus capacidades de cálculo y sus propios intereses particulares, es evidente, por una parte, que la sola apertura de debate sobre la cuestión ejercerá un importante efecto educativo entre los participantes (formación técnica sobre gestión de empresas y formación ideológica) y que es uno de los temas que perdurarán como ejemplo de auto-organización.

Y por otra, marca uno de los hitos por los cuales la organización cooperativa, y por extensión la economía cooperativa, aporta una ventaja competitiva respecto a las sociedades de capital. La capitalización de los intereses de las aportaciones es en puridad una ampliación de capital a la que acuden todos los socios, estén de acuerdo o no, siempre que la mayoría de ellos lo hayan decidido. Y además decidido en igualdad, sin ponderaciones respecto al capital efectivamente aportado hasta el momento de la decisión.

Y es una ventaja porque además de lo anterior, los socios capitalistas de una sociedad de capital sólo esperan ingresos a partir de la retribución de ese capital y cuando la situación de la empresa limita (y más cuando impide) esa retribución, es muy probable que salgan de la sociedad o incluso la cierren, para acudir a otras inversiones más rentables (que no por ello más necesarias desde el punto de vista social).

Digo ventaja del sistema cooperativo porque los socios de trabajo además de la retribución del capital obtienen trabajo, mejor o peor remunerado según sea la situación económica pero trabajo al fin y al cabo, con lo que se pueden permitir ceder toda o parte de la retribución del capital no sólo para obtener ventajas financieras para la empresa (menor coste del capital), no sólo respuesta a necesidades de tesorería coyunturales (mayor liquidez), sino lo más importante, para respaldar inversiones que a medio/largo plazo redunden en empresas más eficaces y eficientes. Y eso es mayor crecimiento frente a sociedades de capital en la misma situación.

Y no es baladí recordar también que ese tipo de decisiones que comentamos implican la conservación de numerosos puestos de trabajo que contribuyen a no empeorar la situación psicológico-social de la comunidad, a dar estructura a multitud de familias y a mantener un nivel de consumo necesario en los momentos de crisis.

Sea bienvenido el debate.

F.L.

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